4 ingredientes de esmalte cerámico

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Los esmaltes de cerámica protegen y sellan la cerámica fresca, haciéndola funcional y hermosa. Este compuesto vítreo puede transformar un cuenco, taza o plato poroso en un recipiente para comer apto para alimentos y resistente a las manchas. Y el vidriado es divertido, también posiblemente el procedimiento más emocionante en la fabricación de cerámica.

Una vez que se aplica un esmalte y se cuece la pieza, provocando una reacción química y, a menudo, una transformación de color, el resultado es mágico. Pero la creación de piezas de cerámica cocida no es todo un engaño. Un conocimiento básico de la aplicación y cocción del esmalte produce resultados consistentes y deseables, ya que los componentes clave de los diferentes esmaltes tienen cada uno su propia función.

  • Sílice: el formador de vidrio

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    La sílice (o arena industrial) es el ingrediente clave del vidrio, la arcilla cruda y los esmaltes de cerámica. La sílice se puede obtener de forma natural a partir de cuarzo, arenisca, arena o pedernal, o se puede fabricar como óxido de sílice.

    Al hacer sus propios esmaltes, se pueden agregar productos como cuarzo, pedernal y sílice pura como formador de vidrio. De hecho, si se calienta lo suficiente, la sílice forma vidrio por sí sola. Sin embargo, el punto de fusión de la sílice (aproximadamente 3100 F o 1710 C) es más caliente que el que se puede obtener con cualquier horno de cerámica. Por lo tanto, la sílice no se puede usar sola como sellador de cerámica.

  • Alúmina: el refractario

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    Casi todos los esmaltes contienen alúmina u óxido de aluminio, que actúa como agente endurecedor. Sin alúmina, el esmalte simplemente se deslizaría de la superficie de cualquier pieza vertical a medida que se aplica, lo que no es un escenario ideal. Al agregar alúmina como arcilla (caolín, arcilla de bolas o arcilla refractaria) o como hidrato de alúmina (un polvo blanco manufacturado), el esmalte puede adherirse a la superficie de la cerámica sin desprenderse.

    La alúmina no solo endurece el esmalte, sino que también ayuda a dispersar las finas burbujas de gas que se pueden formar en el proceso de cocción. Además, la alúmina realza los tonos rosados ​​utilizados para colorear la pieza final.

  • Flux: el agente de fusión

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    Los fundentes juegan un papel clave en la reducción del punto de fusión de la sílice, haciéndola utilizable en esmaltes cerámicos. Y, al igual que la sílice, los fundentes también promueven la vitrificación (la transformación en vidrio). Los fundentes más utilizados en los esmaltes cerámicos se obtienen de la piedra caliza en forma de óxidos de calcio. El feldespato potásico y el feldespato sódico son buenos ejemplos.

    Cada flujo funciona de una manera peculiar. Algunos son muy activos, lo que permite que el esmalte madure a las temperaturas de la loza. Otros son menos activos y útiles solo cuando se dispara a temperaturas de rango medio a alto.

    Sin embargo, es importante señalar que muchos de los óxidos metálicos utilizados como fundentes son tóxicos y pueden respirar en su estado inmaduro. Tenga cuidado y use una mascarilla contra el polvo cuando los manipule. Además, asegúrese de que el tazón, plato o taza final haya alcanzado la madurez completa para evitar que se filtre en los alimentos que se sirven sobre o dentro.

  • Colorante: el embellecedor

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    Una vez derretida, la sílice es transparente, lo que hace que los colorantes sean necesarios para lograr la amplia gama de tonalidades que hacen que decorar la cerámica con esmaltes sea tan gratificante. Los colorantes cerámicos deben poder soportar altas temperaturas sin quemarse, por lo que la mayoría están hechos de óxidos metálicos, un medio que también puede afectar el punto de fusión del esmalte.

    Antes de disparar, tenga en cuenta qué colorante está utilizando y haga los cálculos para asegurarse de que la temperatura de cocción sea la correcta. Además, los óxidos de metales en bruto generalmente no se parecen al color que producen en el esmalte. Saber qué minerales crean qué colores es clave para que su producto final produzca el tono que busca.

    Además de los colorantes, se pueden agregar otros modificadores a los esmaltes que afectan la opacidad, la iridiscencia o la calidad de trabajo del esmalte cuando aún está crudo (sin cocer).